Como ya hemos visto, el Perfil Criminal es una herramienta usada en la investigación criminal a fin de ayudar a las FFCCSE en su labor de búsqueda y captura del responsable de un delito. La técnica del perfil criminal consta a su vez de diferentes apartados y subtécnicas, como puede ser la Victimología, el perfil de personalidad o el perfil geográfico, entre otros. A fin de poder ver un ejemplo práctico y claro de esta técnica, considero oportuno el caso del conocido como “El Asesino de la Baraja”, Alfredo Galán, condenado por diferentes asesinatos y tentativas.
Biografía
Alfredo Galán nació el 5 de abril de 1978 en Puertollano, municipio situado en la provincia de Ciudad Real, en Castilla La Mancha. Tiene la típica vida de estudiante, pasando por la EGB y BUP, donde fue delegado de clase. Sus profesores lo recuerdan como alguien introvertido, con una conducta correcta, aunque “más bien malo”.
Alfredo era el cuarto de cinco hermanos. De pequeño era un niño “alegre y divertido”, pero a la edad de 8 años, durante el parto de su hermana menor, su madre fallecía provocando un cambio en el carácter de Alfredo. Se convirtió en un adolescente “gamberro”, hecho que coincide con la descripción que dieron sus profesores en la BUP.
En septiembre de 1998 Galán ingresa en el ejército llegando a alcanzar el rango de Cabo Primero del régimen de paracaidistas de Alcalá de Henares, participando en dos misiones humanitarias del ejército español en Bosnia. En 2003 regresa a España, junto con su unidad, a limpiar chapapote debido a la catástrofe del Prestige en Galicia. Días más tarde tuvo un problema con su superior del ejército al coger un coche sin autorización de la dueña y es enviado al hospital militar Gómez Ulla de Madrid donde se le diagnosticó una neurosis y ansiedad. Por lo visto, Alfredo Galán tenía problemas con el alcohol y, pese a que la medicación no era compatible con su consumo, él siguió bebiendo.
Después de eso, el 20 de enero de 2003, causó baja definitiva en el ejército y empezó a trabajar como vigilante en el aeropuerto de Barajas para una empresa de seguridad. Los tests psicotécnicos que realizó no presentaron ninguna anomalía tal como dijeron los responsables de la empresa, por lo que no tuvo problemas para trabajar en la empresa.
En julio de 2003 se entrega, borracho, a la policía reconociendo la autoría de los crímenes del apodado “El asesino de la baraja” y lo prueba dando detalles de los asesinatos que no se revelaron en los medios públicos. Después de un juicio lleno de contradicciones y gracias a las diferentes pruebas que lo delatan y a la identificación que hicieron los supervivientes, Alfredo acaba siendo condenado a 142 años de cárcel por 6 asesinatos y 3 más en grado de tentativa.
Perfil de personalidad
En una de sus declaraciones dijo que “mataba por placer”. Alfredo entraría, teóricamente, dentro del grupo de psicópatas primarios que menciona Hare (2003). Digo esto por sus propias declaraciones y el modo de ejecutar sus delitos. Primero, estamos ante una persona que no planifica sus crímenes, es decir, éstos resultan de la impulsividad que tiene, elemento característico del psicópata. Alfredo declara “no sentir remordimientos ni culpa” por ninguna de sus víctimas, otra característica típica del psicópata. Además, durante sus crímenes no presentaba sintomatología ansiosa o nerviosa, quizá por su entrenamiento militar, pero aun así no deja de ser un rasgo clásico ya descrito por Cleckley (1941) y Hare (1997). Además, no mostraba síntomas de delirios o psicosis que lo alejaran de la realidad mientras cometía sus delitos, elemento ya mencionado por Pinel (1801) cuando hablaba de esa “manía sin locura”. Otro elemento más de la larga lista que podríamos mencionar, radica en el modo de asesinato.
Ejecuciones
En sus dos primeros crímenes, estos fueron ejecuciones. La víctima, de rodillas y con un arma apuntando a su cabeza, dependía totalmente de la voluntad de Galán, quien tenía la vida de esa persona literalmente en sus manos. Él podía elegir si vivía o moría y cómo moría, si rápido o desangrado. Él era superior y debía demostrarlo. Ese es el llamado “Complejo de Dios”, algo relativamente habitual entre asesinos psicópatas en serie. Aparte, queda más que claro el componente narcisista de sus delitos donde, aún a pesar de revelar su rostro ante víctimas que no pudo matar, no pareció importarle, pues se sentía superior al “decidir” no matar.
Entrega a la Policía
No menos importante es su entrega a la policía. Relató que el motivo principal fue la incompetencia policial para atraparle, y que se había cansado de jugar al gato y al ratón. Este es otro componente narcisista donde él es más inteligente que la misma policía, así que decide ponérselo fácil. Este sentimiento de superioridad es muestra de una personalidad patológica que, junto con sus otros rasgos, denota que estaríamos ante alguien que habría podido matar impunemente durante años. Dentro de la clasificación que realizó Kurt Schneider podríamos englobarlo en la clase de “Psicópata con afán de notoriedad”.
Consumo y abuso de alcohol
Por último, entramos en el consumo y abuso de alcohol. Algo característico y típico de los trastornos de personalidad correspondientes al clúster B, donde se encajaría la psicopatía (junto con los trastornos antisocial, narcisista, histriónico y límite de la personalidad).
Alfredo mataba por puro placer, por su propia satisfacción. Ejercía, entonces, una violencia del tipo instrumental. No para lograr una meta material sino para satisfacer su propio ego. Su violencia no respondía a estímulos externos o situaciones que lo llevaban a actuar violentamente en defensa propia o en defensa de otros, simplemente actuaba por placer. La violencia instrumental es también un elemento clásico en la psicopatía.
En conclusión, no me cabe ninguna duda de que estamos ante un perfil psicópata, una persona que mata por placer y que no le da ninguna importancia a ninguna vida que no sea la suya. Una psicopatía que, además, es megalómano y con una marcada tendencia de superioridad, marcada en ese “Complejo de Dios” que comentábamos antes.
Asesinatos, homicidios o agresiones sexuales cometidas por orden cronológico
En total fueron 6 víctimas y 3 personas que lograron sobrevivir a sus ataques. Éstas se describen a continuación:
- Juan Francisco Ledesma Ledesma. 50 años. Era portero de la calle de Alonso Cano, en Chamberí. La causa de la muerte fue un disparo que entró por la región occipital y salió cerca del ojo derecho, provocando la muerte inmediata del hombre. Falleció el 24/1/2003.
- Juan Carlos Martín Estancio. 28 años. El joven esperaba al autobús cerca del pueblo de Barajas. Muerto de un disparo que entró por la región occipital y salió por el ojo derecho, provocando la muerte instantánea del joven. Falleció el 5/2/2003.
- Mikel Jiménez Sánchez. 18 años. Se encontraba apoyado en la barra del bar regentado por su madre. Murió de un disparo en la cabeza. El disparo entró por la región temporal y salió por la zona izquierda, alojándose en el hombro. Falleció el día 5/2/2003.
- Juana Dolores Uclés. 57 años. Estaba hablando por teléfono en el momento de los hechos. Falleció debido a un disparo que entró por la parte superior del ojo derecho el día 5/2/2003.
- Teresa Sánchez García. 38 años. Regentaba el bar Rojas dónde asesinaron a su hijo. Sufrió un disparo en la espalda al intentar refugiarse de Galán y otro en la pierna, a la altura del femoral. Pese a las heridas y a sufrir serios daños en los órganos, sobrevivió. Fecha 5/2/2003.
- Santiago Eduardo Salas. 27 años. De origen ecuatoriano. Estaba hablando en calle con su pareja, Anahid Castillo. Sufrió un disparo en la cara. Sobrevivió. Fecha 7/3/2003.
- Anahid Castillo Ruperti. 29 años. Pareja de Santiago Eduardo Salas. Hablaba con su pareja en una avenida de la población madrileña de Tres Cantos. Después de disparar a su marido, a Alfredo se le encasquilló el arma por lo que no disparó a Anahid y abandonó la escena. Sobrevivió. Fecha 7/3/2003.
- Gheoghie Magda. Edad desconocida. Volvía del trabajo con su mujer en Arganda del Rey. De origen rumano. Recibió un disparo en la cabeza que le provocó la muerte en el acto. Falleció. Fecha 18/3/2003.
- Doina Magda. Edad desconocida. De origen rumano. Volvía del trabajo junto con su marido. Recibió dos disparos a la altura del pecho. Falleció horas después del crímen. Fecha 18/3/2003.
Victimología
Como vemos, no hay una victimología clara. Al menos en lo respecto al patrón. Las víctimas no guardan relación entre sí. No comparten lugar de trabajo o de residencia. Residen incluso en municipios diferentes aunque todos relativamente cerca de Madrid capital. Esa zona está muy bien conectada, por lo que su zona de actuación es realmente amplia.
Las víctimas tampoco coinciden en sexo, pues mata tanto a hombres como a mujeres. Ni en oficio, pues la primera víctima era conserje; la segunda limpiador… Tampoco hay una similitud en la edad, pues esta varía de los 18 años hasta los 50, ni en el origen, al haber tanto víctimas de nacionalidad española como de nacionalidad extranjera.
De todo ello extraemos que los crímenes no fueron motivados por razones discriminatorias hacia un colectivo concreto, sino que fueron seleccionadas al azar y de forma oportuna para el beneficio del propio asesino. Claramente estamos ante un delincuente oportunista que aprovecha la ocasión que se le presenta y se deja llevar por sus impulsos.
Este tipo de Victimología, donde hay una ausencia de selección, es la más compleja de todas pues deja sin opciones de predicción a la policía y a los investigadores, al restar uno de los elementos que pueden darnos pistas acerca de quién está cometiendo los crímenes.
Modus operandi y firma
Entendemos como Modus Operandi todo aquello que realiza el asesino para llevar a cabo el crimen. En este caso concreto no hay un modus operandi concreto, delimitado y cerrado, sino que éste es relativamente adaptable a la situación en la que el asesino se encuentra.
Sin embargo, cabe remarcar detalles comunes en los asesinatos que hacen posible su relación. En todos ellos la bala salió de una pistola Tókarev modelo 7,62. Esta arma, de fabricación soviética, es muy difícil de conseguir incluso fuera de España. Los investigadores deducen que sólo se pudo conseguir comprándola al propietario directamente (en Rusia probablemente), o que alguien relacionado con el mundo militar la consiguiera.
Otro elemento común es que los asesinatos son rápidos a excepción del de su última víctima, quien tardó 2 días en fallecer, y de la propietaria del bar, quien acabó sobreviviendo a pesar de que Alfredo se esperaba que muriera desangrada. En los primeros crímenes, la escena parecía una ejecución. La víctima, de rodillas, recibía un único disparo en la nuca o en la región occipital que la mataba al instante. Alfredo no tiene la necesidad de hacer sufrir a sus víctimas, le basta con tener el poder para decidir si viven o mueren, no se recrea en el escenario del crimen ni tiene motivaciones sexuales al respecto.
La firma es aquello que realiza el delincuente y que no es estrictamente necesario para su crimen. Ésta es más estable que el Modus Operandi y nos da información acerca de la personalidad y conducta de la persona que comete los actos. En este caso concreto nos encontramos con que la firma es el naipe que dejaba en sus crímenes. Si bien es cierto que no dejó un naipe en el primer crimen y que, en una de sus declaraciones dijo que no fue él quien dejó el as de copas en su segunda víctima, pero que le gustó la idea y decidió seguir con el dos, tres y cuatro de copas.
Esto, teóricamente, tendría sentido, pues no dejó ningún naipe en los dos asesinatos e intento de asesinato en el bar Rojas, lo que nos lleva a pensar que estos 3 delitos fueron improvisados y surgieron en ese mismo momento como respuesta a un acto completamente impulsivo. En cualquier caso, son los naipes el elemento que permitía relacionar los crímenes, aunque se desconozcan exactamente las razones.
Perfil Geográfico
Este es un caso particularmente complejo. Es complejo en cuanto al análisis de la Victimología y lo es también en lo respectivo al Perfil Geográfico. El Perfil Geográfico es la aplicación de técnicas de análisis de la actividad espacial o geográfica de los delincuentes a la investigación criminal. Es decir, analizar todos los lugares donde el delincuente tiene actividad. Desde el abordaje a la víctima hasta el lugar donde se abandona a la misma.
Digo que este caso es particularmente complejo, debido a las características geográficas de la Comunidad de Madrid. Ésta es una comunidad bien comunicada, en el sentido de que la capital tiene grandes vías de comunicación, vía carretera o ferroviaria, por lo que el desplazamiento en la ciudad tiene muchas vertientes, pues puedes desplazarte en metro, tren, autobús o coche. Además, nuestro asesino actúa en diferentes pueblos, por lo que tiene capacidad de movilidad y, en un inicio, se desconocía si se desplazaba con su vehículo personal o lo hacía en el transporte público.
Otro aspecto a tener en cuenta es que no movía a sus víctimas. La escena, el lugar de abordaje y de abandono de la víctima era el mismo. No se molestaba en ocultar el cuerpo o en llevarlo a un lugar más alejado donde se sintiera más cómodo (Ted Bundy sí desplazaba a sus víctimas).
De esto podemos extraer que es una persona segura de sí misma en ese aspecto, al menos. Le daba igual que se pudiera encontrar el cuerpo cuando él podía estar aún cerca del mismo, no le importaba dejar los cuerpos donde los encontraba. Tampoco los manipulaba o los tocaba a fin de cambiar la postura tras matarlos.
Conclusiones
Quisiera dedicar este primer párrafo a un aspecto a priori contradictorio. En la biografía comento que Alfredo Galán fue diagnosticado y medicado, en el hospital militar, por una crisis neurótica y por ansiedad, mientras que más adelante menciono esa precisa ausencia de ansiedad en su perfil de la personalidad.
Quisiera decir al respecto que sinceramente no creo que Alfredo sufriera de ansiedad antes o después de llevar a cabo sus delitos. No he podido encontrar las causas exactas ni el informe médico o psiquiátrico que llevaron a los médicos del hospital a diagnosticarle esa ansiedad y neurosis, pero por las declaraciones del propio Alfredo y por sus actos, creo que no era una persona que pudiera describirse como ansiosa, al menos en el momento de perpetrar sus actos.
Seguidamente, creo que este caso es uno de los más interesantes a un nivel criminológico que ha habido en nuestra historia reciente, pues no hay una clara Victimología, en el sentido de que no hay un hilo conductor entre los crímenes, pues estos se llevan a cabo de forma aleatoria, hecho que dificulta especialmente el poder encontrar y cercar al culpable. De hecho, durante la investigación se detuvo a un hombre, quien finalmente fue soltado por falta de pruebas. Prueba de esa dificultad a la que hago referencia es la entrega del propio asesino al cuerpo policial, encima habiendo bebido alcohol y en claro estado de embriaguez.
Alfredo Galán es un sujeto narcisista, que entraría dentro la categoría de “psicópata” y que, afortunadamente, se entregó para dejar de manifiestar lo genial que él era en comparación con los investigadores que intentaron, sin éxito, encontrarle.
Por último, quisiera decir que a efectos legales considero a Alfredo completamente imputable, pues no hay indicios (y mucho menos pruebas) que nos lleven a pensar que sus capacidades cognitivas o volitivas estaban dañadas. Alfredo tenía completo control y consciencia de lo que hacía y podía decidir no hacerlo. Lo considero plenamente responsable al conocer la ética y valores que rigen la sociedad y aun así cometer los delitos por los que se le acusaba.
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