Factores psicosociales y yihadismo

Publicado por Sonia Sánchez del Amo.

INTRODUCCIÓN

Hace unos meses, hablamos sobre los yihadistas y la radicalización, centrándonos en una parte más clínica, para intentar averiguar si estos sujetos presentan o no trastornos mentales que los llevan a cometer atentados.

Esta vez, vamos a hablar de diferentes factores psicosociales ligados a la radicalización, que nos van a permitir conocer un poco más a estas personas. Hablaremos de yihadiship y segunda generación, género y cognición

YIHADISHIP Y SEGUNDA GENERACIÓN 

Cuando hablamos de yihadiship hablamos de “un proceso por el cual las ideas se fusionan y los problemas que buscan soluciones surgen en los encuentros con nuevas circunstancias” (Nilsson, 2018). Este concepto es bastante importante a la hora de hablar de radicalización, porque nos permite comprender que las ideas, que tienen estos sujetos radicalizados, empiezan a tomar forma y es el momento en el que pueden decidir pasar, de los pensamientos a la acción

¿Qué son los musulmanes de segunda generación? ¿Qué diferencias existen con los de primera?

Los sujetos de primera generación, son aquellos musulmanes que vinieron a Europa, alrededor de 1960, buscando una vida mejor. Su objetivo era buscar un trabajo que les permitiera ahorrar lo suficiente, para poder volver a su país con más efectivo y, por ende, asumían su bajo status; no les importaba dónde tuvieran que trabajar, habían venido exclusivamente para eso, aunque algunos se quedaran de manera permanente.

Los sujetos de segunda generación son los hijos y nietos de estas personas. Son ciudadanos europeos pero, es la propia sociedad la que los sigue considerando extranjeros. Es en ese momento, cuando empiezan a tener un sentimiento de no-pertenencia, que los lleva a no sentirse cómodos en su entorno. Los reclutadores ven aquí un momento clave para actuar, ofreciéndoles el apoyo y el sentimiento de pertenencia que ellos creen perdidos, adornando sus mensajes para conseguir llevárselos a su terreno.  Pero…

¿Quiere decir esto que todos los yihadistas son musulmanes de segunda generación? ¿Podemos establecer un único perfil yihadista?

Rotundamente no. El terrorismo yihadista presenta muchas diferencias con respecto al terrorismo que conocemos, por ejemplo, de ETA, y el perfil de autor es una de ellas. Este terrorismo es muy heterogéneo y podemos encontrar diferentes perfiles: 

  • «Equipos de ataque«: grupo de personas que se desplaza a un país para cometer el atentado.
  • «Sujetos radicalizados»: personas que empiezan a radicalizarse en su país, y terminan haciéndolo en Europa.
  • «Sujetos de 2ª y 3ª generación«: los anteriormente comentados.
  • «Sujetos conversos»: células adscritas al islam. 

Con el terrorismo de ETA se podía establecer un perfil más claro, pero con el terrorismo yihadista existe una gran complejidad a la hora de determinar si esa persona está radicalizada o no.

GÉNERO DE LOS RECLUTADOS

Aunque no se puede establecer un criterio con respecto al género, diversos estudios han encontrado que los sujetos radicalizados son, en su mayoría, hombres. Estos tienen una mayor probabilidad de acudir a los lugares tradicionales creados para la radicalización: mezquitas, prisiones, cafés, locutorios… Los hombres mayormente empiezan a radicalizarse por su religión o porque un conocido o familiar lo ha hecho y hacen lo mismo.

Sin embargo, las mujeres se radicalizan por motivos personales o emocionales, y lo hacen en menor cantidad. Spencer (2016) encontró que las mujeres se radicalizan para dar información meramente estratégica, porque son menos sospechosas, y se encargan sobre todo de las tareas del hogar y de la publicidad, participando prácticamente a la sombra.

¿Qué hay de la edad y del nivel educativo?

Por norma general, encontramos que las personas reclutadas son jóvenes y tienen un nivel de estudios bastante básico. 

COGNICIÓN

Las personas radicalizadas, tienden a considerar como ambiguas las opiniones de los demás provocando comportamientos hostiles en ellos mismos, dentro del propio grupo. También se ha encontrado que pueden tener déficits sociocognitivos, distorsionando la forma en que una persona percibe e interpreta las acciones de los demás. Esto los lleva a tener altos niveles de violencia porque ven en ella la única solución a sus problemas y la única forma de recuperar el significado de su vida olvidándose, incluso, de su propia supervivencia.

Podemos decir que estos sujetos han crecido en entornos desestabilizados, con pérdida de familiares, sintiéndose inferiores y sin expectativas de futuro, que hace que cada vez se sientan más frustrados y más débiles a nivel personal. Es por eso, que para ellos la vida empieza a no tener sentido. Estas debilidades influyen en su toma de decisiones y lo llevan a participar de forma más activa en actos terroristas (Borum, 2014; Moyano y Trujillo, 2011).

La frustración que presentan, no solo se debe a la pérdida de familiares o a no tener expectativas de futuro, si no también, al bajo nivel socioeconómico que se enfrentan y, por consiguiente, el bajo nivel de ingresos. Además, también se ha comprobado, que si no se sienten aprobados socialmente, terminan frustrándose, hecho que está relacionado con grandes niveles de autoritarismo.

Un aspecto importante que no podemos olvidar es el concepto de necesidad de cierre cognitivo. Fue propuesto por Kruglanski en 1989 y posteriormente en 2004 y se puede definir como “la motivación de las personas por buscar y mantener una respuesta definitiva ante un problema determinado, opuesto a la confusión, la ambigüedad y/o la incertidumbre”, es decir, es la motivación de las personas por tolerar la frustración frente a un problema o, dicho de otra manera, la tolerancia a la incertidumbre. Trujillo, Ávila y Cano (2019) han realizado un metaanálisis comparando musulmanes con cristianos y ateos, y han encontrado que los musulmanes presentan una mayor necesidad de cierre cognitivo, o lo que es lo mismo, una mayor intolerancia a la frustración, relacionada con su cultura religiosa.

Esta intolerancia a la frustración podría explicar la pérdida del sentido de la vida y así inclinarse más hacia el radicalismo extremo. 

CONCLUSIONES

En el artículo anterior pudimos concluir que, no existía unanimidad a la hora de hablar sobre yihadismo y enfermedad mental, ya que a pesar de que algunos sujetos sí presentan ansiedad y depresión, esto no implica que todos y cada uno de los sujetos radicalizados, tengan un trastorno mental que los lleve a cometer atentados. 

Después de este breve recorrido por los factores psicosociales podemos observar que, estos sí tienen cabida en la radicalización y que esta, se puede explicar mucho mejor desde un punto de vista psicosocial y no tanto desde un punto de vista clínico. 

Destacaría como más importante la necesidad de cierre cognitivo propuesta por Kruglanski, que puede explicar de una forma clara un aspecto crucial para la radicalización; el hecho de que algunas personas presenten una intolerancia a la frustración, nos puede ayudar a comprender por qué estas personas terminan radicalizándose y, una posible explicación, podría ser el hecho de que consiguen sentirse parte de un todo en este tipo de organizaciones. Consiguen que su vida (muy dura en grandes ocasiones) empiece a tener sentido y empiezan a sentirse parte de una comunidad que le da justo lo que ellos nunca han tenido y anhelan. 

Reiterándome en el anterior artículo, este tema no puede abordarse únicamente desde una disciplina. Es muy importante centrar la atención en los entornos más desfavorecidos para ayudar a los jóvenes más vulnerables y conseguir que cada vez sean menos las personas captadas por los reclutadores.

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